Hace años, entrar y salir a la ciudad de Guadalajara significaba atravesar dos glamourosos arcos que ofrecían a los
turistas un vistazo de la arquitectura, identidad y cultura de la también llamada Perla de Occidente y actualmente, con el crecimiento de la Metropolí se han convertido en parte viva de su historia, que es contemplada por miles de personas que todos los días pasan por debajo de esta estructura.
Su construcción dio inicio en el año 1939 bajo mandato del entonces Gobernador Silvano Barba y el proyecto fue desarrollado bajo la coordinación del Arquitecto Aurelio Aceves; fueron concluidos tres años después para la conmemoración del 400 aniversario de la fundación de Guadalajara.
Los Arcos ocho metros de ancho y 14 de altura que poseen estos arcos, son adornados por azulejos artesanales de Tlaquepaque y al centro de los dos arcos, está grabado el escudo de la ciudad.

Además, en la parte alta fueron grabadas dos frases, en el lado oriente, que verían aquellos que salen de Guadalajara, “Una estancia agradable es garantía de regreso”, mientras que en la vista desde el poniente, es decir, en lo que era el ingreso a la ciudad, se lee la frase: “Guadalajara, ciudad hospitalaria”.
En la actualidad los arcos cuentan con un museo y un mirador en su parte alta, también se ofrece información turística a los visitantes, mientras que por la noche, un juego de luces los iluminan de acuerdo a la celebración local, nacional o mundial, o simplemente con destellos que enaltecen cada uno de los detalles de este imponente monumento.
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